jueves, 12 de marzo de 2009

Soledades

Hace tiempo, en una película de Almodóvar, alguien decía una frase simple y tontorrona que nunca se me ha olvidado: "Hay que ver lo que es capaz de hacer una mujer con tal de no estar sola".
Cada poco la frase me viene a la mente y me ratifico en que, la frase en cuestión, tiene más razón que un santo.
Me llegan historias por un lado, por otro... Son amigas a las que quiero, personas valiosas, sensatas, cultas, bonitas... Personas que se merecen, por lo menos, a un hombre tan maravilloso como ellas. Y voy viendo cómo estropean su belleza y su juventud detrás de egoístas que sólo quieren aprovecharse de ellas, inmaduros que, serán muy buenos, pero no saben lo que quieren, o incluso, personas de su mismo sexo con quienes se sienten "especialmente comprendidas".
No soy yo la persona idónea para juzgar a nadie, nada más lejos de mi intención...
Pero al menos, que alguien me conceda el derecho a sentir dolor por mi gente, sentir el dolor que ellas sienten, y por el que van a sentir cuando se peguen el batacazo y las heridas se conviertan en cicatrices que nunca se borran.
Mientras tanto, lo suyo es que yo me entrene en estar a su lado.
¿Qué tiene la soledad, que tanto tememos?
¿Por qué tanto pavor al compromiso, y al mismo tiempo, tantas dependencias emocionales?
¿Qué botón pulsamos en el corazón cuando nos cegamos con la persona equivocada?

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues puede que muchas llevemos el corazón en la mano y eso es muy doloroso.
Necesitarán tu consejo y tu compañía para escuchar de otros lo que saben pero no se atreven a decirse.
Eso nos pasa a muchas...

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho su blog, la forma en que escribe, !felicidades!. Yo escribo también, lo hago por que es mi espacio de desahogo, de entendimiento con mis propios razonamientos. Hace un rato que leí la entrada acerca de la inspiración me quedé atonita, me impactó, me senti de alguna forma identificada. Gracias por escribir, realmente es alimento para el alma cada palabra.

Anónimo dijo...

La verdad es que me siento bastante identificada x lo q cuentas en esta entrada. Justo esta semana una de mis mejores amigas esta pasando un mal rato x algo asi. Es una chica estupenda y se merece alguien q la quiera de verdad, xo la vdd parece q la pobre no tiene suerte.
Saludos

Lucía dijo...

¡Qué razón tienes!¡cuánto se sufre por ello! Es un tema al que ultimamente también le doy vueltas y supongo que en nuestra mano está enseñar a querer a nuestros hijos y pedir que encuentren personas que también sepan querer . No es fácil en los tiempos en que lo que prima es la imagen y se enamoran de la imagen que tienen de alguien.

maria jesus dijo...

Supongo que la necesidad de compañía te la da la mentalidad de la sociedad, que esta pensada para parejas, si estas sola, eres incomoda,y si eres mujer, mucho mas.
Ya sabes, en las bodas no saben como sentarte (hablo así porque soy viuda), si sales a cenar o al teatro se ven obligados a invitarte(esto es mas facil para los hombres) y en general se piensa que alguien que no comparte su vida, esta incompleto.

Y todo esto va calando y hay quien no puede enfrentarse a ello y prefiere aguantar carros y carretas.

Luis y Mª Jesús dijo...

Curiosamente fue estudiando el libro de antropología del profesor Sellés cuando me dí cuenta que solo cabe rezar para que Dios ilumine a esas personas que no ven porque se han cegado. Estábamos entonces en pleno drama de Isabel y ya habíamos descartado sermonearle. Yo solo le hacía ver que si de novia pasaba todo el día llorando no iba a ser distinto después. La respuesta a nuestras oraciones, la iluminación de Isabel, fue Elena. Necesitaba algo muy fuerte, contundente y llegó ella; fue entonces cuando Isabel se percató de que padre le esperaba a Elena y no quiso para ella una vida llena de amargura, a la que ella misma se había resignado.
Reza por tus amigas para que les ilumine Dios. Las palabras que tu le puedas decir harán muy poco.
Un beso
María Jesús

Luis y Mª Jesús dijo...

Curiosamente fue estudiando el libro de antropología del profesor Sellés cuando me dí cuenta que solo cabe rezar para que Dios ilumine a esas personas que no ven porque se han cegado. Estábamos entonces en pleno drama de Isabel y ya habíamos descartado sermonearle. Yo solo le hacía ver que si de novia pasaba todo el día llorando no iba a ser distinto después. La respuesta a nuestras oraciones, la iluminación de Isabel, fue Elena. Necesitaba algo muy fuerte, contundente y llegó ella; fue entonces cuando Isabel se percató de que padre le esperaba a Elena y no quiso para ella una vida llena de amargura, a la que ella misma se había resignado.
Reza por tus amigas para que les ilumine Dios. Las palabras que tu le puedas decir harán muy poco.
Un beso
María Jesús