viernes, 31 de octubre de 2008

Jana

Ayer fui a la pelu.
Una muy céntrica que está al ladito de mi trabajo.
Pensé que a las 3 de la tarde no habría nadie, y no me equivoqué.
Cuando llegué, había dos peluqueras charlando tranquilamente. Una era jovencilla, flaquita, todo nervio, con el pelo corto y un mechón casi blanco, teñido.
Otra era era más mayor, unos 50 años. Pensé que sería la encargada.
La jovencilla me cogió por banda. Pensé que podía llamarse Jana. Qué nombre tan raro, pero yo qué sé, es lo que se me ocurrió.
Jana empezó a "trabajar" en mi pelo y nos pusimos a hablar.
Casi al instante salió el tema de la crisis. Ella dijo que no la notaba por ningún sitio. Que la gente vivía por encima de sus posibilidades y que claro, así cualquiera estaba achuchado.
Ella tenía un hijo de 10 años. Se había quedado embarazada con 17 años, y desde aquel momento tuvo que comenzar a trabajar como una loca. Todo el tiempo en la peluquería, y cuando salía, a fregar portales. Los sábados se hacía hasta 9 portales.
Su marido tuvo que irse cuatro años a Bosnia (había sido militar).
Todo por sacar adelante a su pequeña familia. No había tenido vacaciones, porque cuando descansaba en la peluquería, se buscaba casas para limpiar.
En seguida me di cuenta de que tenía delante a un caso de "curranta nata", de tía madura que no le debe nada a nadie. De que su falta de grasa en el cuerpo era el resultado de una vida agitada, coherente, quizá muy dura, pero bien aprovechada.
"¿Nunca dudaste sobre si tener, o no tener a tu hijo? porque cuando te quedaste embarazada eras muy jovencilla"... le pregunté, con toda la intención.
"Nunca se me pasó por la cabeza no tener a mi hijo. Mi hijo es lo mejor que me ha pasado en la vida. Además, es una personilla que no ha pedido llegar, que está ahí... ¿cómo no iba a tenerlo?", me contestaba con acento de tipa un poco chunga...
Mientras hablábamos, la tía no paraba de trabajar. Tenía tanta fuerza en las manos que me pegaba unos tirones de campeonato. Pero es que curraba como si le fuera la vida en ello.
Al cabo de un rato comenzó a llegar más gente y salieron más peluqueras. Al lado de Jana, todas parecían unas pánfilas, que se le va a hacer.
En la tele tenían puesta la cadena de los 40 principales, y alguien cantaba una versión de "Campanera", la copla tan famosa de Joselito.
"Buff", protestó alguien.
"Pues a mí me gusta", dije yo. (No todo tiene que ser chunda-chunda, y además la niña que cantaba tenía mucho mérito, leñe).
"A mí también me gusta", dijo Jana. "Mi abuelo estaba todo el día con Rafael Farina y esta gente, y estoy acostumbrada"...
Eran casi las 6 de la tarde y la peluquera más mayor, que tan sólo había barrido un poco y mirado por la ventana en toda la tarde, dijo: "Si no viene más gente, yo me piro, lo tengo clarísimo".
Vi que Jana ponía la jeta hasta el suelo.
"¿Qué horario tenéis?", le pregunté, bajito.
"Hasta las 8:30 de la tarde... Pero aquí la que hace más horas soy yo, que parezco tonta, joé".
En fin. Me callé el comentario que tenía en la punta de la lengua, quemándome como si fuera una brasa.
Pero ojalá hubiera más gente como Jana...

5 comentarios:

Carolina dijo...

Ojala el mundo estubiera lleno de Janas dispuestas a luchar...

Besotes

Luis y Mª Jesús dijo...

Es que todo lo que vale es durísimo!!!. Intenté responder a tu comentario en "mis diez hijos" y resultó tan largo que hice un post que te dedico; en él te darás cuenta que ser madre de familia numerosa es duríiiisimo!!!, pero a mí me gusta, el desequilibrio de la balanza me compensa y espero que mis hijos ayuden a sembrar un poco más de alegría en este mundo. Respeto a tu madre, cada uno lleva su historia, la mía es bastante dura y lucho con fuerza en la dirección contraria. Cuando mis padres me decían ¿te das cuenta de cómo quedarían tus hijos si te pasa algo? yo sinceramente les contestaba "por lo menos no quedan solos, se tienen a unos a otros"; hoy ese sentimiento es aún más fuerte porque hay mayores muy capaces dispuestos en breve contribuir, si es necesario, para que sus hermanos tengan las mismas posibilidades que ellos.
Acabo de recordar que Luis no tiene aún estuche aún estuche a estas alturas de curso. No es falta de medios, sino de tiempo y de insistencia por parte de él, pero no pasa nada.
Nunca nos ha gustado que los mayores tengan que hacer de padres de los pequeños, salvo que sea imprescindible nos gusta hacer de padres de tosdos a nosotros y no cargar a los hijos con responsabilidades que no son de su edad.
Un beso
María Jesús

maria jesus dijo...

Hay mas gente como Jana, pero no son noticia.

Andrés Cárdenas M. dijo...

Acá hay miles de personas como ella...y en España también! jaja...¿Cómo va el bebé?

Luis y Mª Jesús dijo...

Entré en tu perfil para ver si tenias email, pero veo que no. Te iba a enviar una entrevista que me hicieron -aún no sé por qué- y salió en la Gaceta de los Negocios en septiembre del año pasado. El tema era conciliación trabajo-familia. El blog que tenemos Luis y yo recoge una faceta de mi vida -la de cenicienta- y en la entrevista destaca más la de princesa por unas horas -a veces más de la cuenta, que ejercezo y en la que también disfruto mucho porque me gusta mi trabajo.
Una de las preocupaciones de mi juventud era lo lenta que era haciendo las cosas, barriendo, cocinando...; ¡qué preocupación más absurda! ¡obligada te veas "pa" que lo creas!, ahora soy rapidísima, pero mucho mas chapucera, pero a quien hace lo que puede no se le debe pedir más.
Un beso
Dinos cuando sales de cuentas, por fa.
María Jesús