martes, 28 de octubre de 2008

Ayer me lanzaron un beso

Iba por la calle, a paso ligero, con mi evidente bombo y mi evidente cara de "siempre llego tarde y encima angustiada".
En la madrileñísima calle Mayor, donde uno puede coincidir con los ejemplares de seres humanos menos comunes (qué es un ser humano común?) vease: desde japos con cámaras, hasta musulmanas con burkas, pasando por Pacos Martínez Sorias con gallinas, una mujer rumana, gitana, se dirigió a mí desde el suelo, donde estaba sentada.
Su cara era muy dulce, pero siempre he pensado que ponían esa cara cuando querían pedir dinero. No me imaginé que esta vez sería diferente.
Pasé a su lado. Me sonrió, y me lanzó un beso.
No dijo nada más.
A lo mejor es que los hijos son sagrados para ellas, y yo, aunque en mejores condiciones, con más dinero y mejor vestida, en el fondo soy lo mismo que ella, una madre. Y a las madres hay que quererlas.
Qué suerte tengo, la verdad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que anecdota tan tierna!!
Ya queda menos para que llegue María, supongo que tendras muchas ganas de verla.
Bueno, espero que nos mantengas al tanto a los que nos pasamos x aqui.
Saludos

Luis y Mª Jesús dijo...

El respeto a la maternidad es mayor en culturas mas atrasadas, es tremendo, pero es un indicativo de que algo va mal.
¡Ya no te falta nada!
Un beso

Lucía dijo...

Da gusto que haya gente que hace la vida más feliz con un pequeño gesto y en este caso más aún por ser a una embarazada.Disfruta lo que te queda y... después también.