martes, 22 de julio de 2008

Egoísta

Lo siento, me he vuelto una egoísta en el metro y en el bus.
Lo primero que hago cuando me subo a uno de los dos transportes públicos es buscar un asiento.
Si no lo encuentro, saco barrigón y se lo planto en las narices al primer joven o jóvena que tenga delante.
Si estoy sentada y alguna señora mayor se me planta delante mirándome con descaro para ver si le dejo sentarse, vuelvo a sacar barrigón. Y pienso: "lo siento, señora, otra vez será".
La verdad es que me siento regular haciendo ésto, y tengo que reconocer que nunca había sido tan egoísta, pero sólo tengo en mi defensa el hecho de que si estoy mucho tiempo de pie me mareo. Me pasa también si estoy mucho tiempo arrodillada.
Antes creo que hubiera sido más generosa y, ante alguien mayor, hubiera preferido marearme yo.
El otro día me contó mi madre, que se pasa la vida entera a régimen, que cuando alguien le contaba que comía mucho y estaba engordando, ella le respondía, sin pestañear: "Me alegro, te lo mereces". Yo no me podía creer tal descaro y falta de diplomacia por parte de alguien tan cariñoso y educado como mi madre.
No sé si nos volvemos egoístas con el tiempo. No sé. Tendré que pensarlo.

No hay comentarios: