sábado, 3 de noviembre de 2007

Los colores del día

Ayer comprobé que los colores provocan emociones diferentes según el estado de ánimo.
Estaba inquieta, e hice un viaje en autobús desde Madrid a León. Tuve la suerte de poder ver el atardecer.
En los campos de Castilla, el atardecer es un espectáculo de colores inolvidable. El maíz y los cultivos, aparentemente anodinos durante el día, comienzan a adquirir toda suerte de variaciones tonales en poco tiempo; son colores tan bellos como fugaces, y siempre pienso que un buen fotógrafo disfrutaría inmortalizándolos.
Por lo general disfruto muchísimo viendo estos colores, y también los del cielo, cuando comienza a ponerse anaranjado, y parece tan romántico y al mismo tiempo tan grande y tan lleno de misterio...
Pero ayer estaba inquieta, tenía preocupaciones y a pesar de contemplar tantos colores y tanta belleza junta, no era capaz de darme cuenta de lo que tenía delante.
Al cabo de un rato me di cuenta de lo mucho que solía disfrutar yo con las vistas, y lo poco que me importaban en ese momento.
Supongo que debería aprender a disfrutar en cada momento, pero es cierto que hay ocasiones en que las lágrimas no te dejan ver el sol. Y no estoy segura de que eso tenga mucho arreglo.

3 comentarios:

Juanan dijo...

Quizás dejando que sean los mismos rayos del sol los que te enjuguen las lágrimas...

Historias del Metro dijo...

Gracias por tus palabras, Juanan... creo que tienes razón... Una dosis de optimismo y de "luz" puede arrastrar toda la oscuridad que intente apropiarse de nuestro corazón. Pero también es cierto que todo tiene un proceso... hasta la tristeza, o la inquietud. Pero eso sí, el proceso tiene que tener un final!

Ludmila Hribar dijo...

Juanan casi me ha robado el concepto iba a decir algo parecido pero no encontraba las palabras... no te preocupes todo llega a su fin tambien las lagrimas. A veces es bueno llorar si alivia.