domingo, 11 de julio de 2010

Bajo el agua



Hoy he estado nadando en la piscina. Se me ha ocurrido ir a las siete de la tarde, por aquello de encontrar cierta tranquilidad. Y vaya si la encontré. Mi barrio parecía un pueblo del Oeste, sólo faltaban las bolas enormes aquellas de paja, o lo que fueran, rodando por las calles.
Sentir que era casi la única ciudadana que no estaba en mi casa, preparada con la pizza, o las aceitunas y la cerveza, para que empezara la final del mundial... es una sensación estupenda. Me gustan las calles vacías, como si todo el mundo estuviera descansando en paz.
La segunda sensación del día ha sido estirarme bajo el agua. Llevo días sin hacer deporte, sin moverme casi nada, y tengo el cuerpo tieso como si me hubiera tragado una escoba. Bucear, escuchar el silencio, e intentar dejar mi mente en blanco han sido la guinda de la tarde. Está claro que tengo que intentar sacar ratillos para nadar. No sé qué tiene el agua, que me deja como nueva.

5 comentarios:

Mar dijo...

Yo me fui a pasear, hacia La Cibeles, por eso de ver el ambiente futbolero. No hacia falta ni los semáforos la calle para mi sola. No habia nadie.

Anónimo dijo...

He de reconocer que yo estaba de cara al televisor con un bocata… aunque por otro lado también he de decir que es el único partido que he visto de todo el Mundial. Coincido totalmente contigo en lo de nadar. Sobre todo en este año —que está siendo muy difícil para todos— el hecho de ir a la piscina y nadar ha sido mejor calmante y reconstituyente que cualquier ansiolítico y demás. Escuchar ese silencio característico que sólo se escucha debajo del agua, sentir el frescor del agua sobre la piel, mirar a la superficie desde la profundidad,… son realmente sensaciones más refrescantes que quizá el mismo baño.
Esta es la segunda vez que escribo en tu blog. Espero que no te moleste. Lo llevo siguiendo hace ya varias semanas (lo encontré por una de esas casualidades de la vida y me atrajo enseguida) y no me acababa de lanzar a intervenir en él. Lo veo, no sé, como algo muy personal, quizá más adecuado para tu círculo de amistades. En todo caso, enhorabuena por tus posts. Y gracias por ellos.

Anónimo dijo...

He de reconocer que yo estaba de cara al televisor con un bocata… aunque por otro lado también he de decir que es el único partido que he visto de todo el Mundial. Coincido totalmente contigo en lo de nadar. Sobre todo en este año —que está siendo muy difícil para todos— el hecho de ir a la piscina y nadar ha sido mejor calmante y reconstituyente que cualquier ansiolítico y demás. Escuchar ese silencio característico que sólo se escucha debajo del agua, sentir el frescor del agua sobre la piel, mirar a la superficie desde la profundidad,… son realmente sensaciones más refrescantes que quizá el mismo baño.
Esta es la segunda vez que escribo en tu blog. Espero que no te moleste. Lo llevo siguiendo hace ya varias semanas (lo encontré por una de esas casualidades de la vida y me atrajo enseguida) y no me acababa de lanzar a intervenir en él. Lo veo, no sé, como algo muy personal, quizá más adecuado para tu círculo de amistades. En todo caso, enhorabuena por tus posts. Y gracias por ellos.

Historias del Metro dijo...

Querido anónimo:
como verás, yo también he decidido ser anónima... Poca gente conoce mi nombre y mi auténtica personalidad. Pero necesito escribir, como otros necesitan salir a correr, o realizar algún acto cotidiano que les dé seguridad y les tranquilice.
Y ¿sabes? lo que más me gusta es que me escriba gente anónima que, como tú, encuentran esto "por casualidades de la vida". Gracias por tus palabras, que me animan a continuar. Espero no defraudarte.
Por cierto, tu descripción de las sensaciones bajo el agua es perfecta.

El duende que camina dijo...

A mí también me gusta escribir. Supongo que ese momento de soledad y de intimidad está relacionado de alguna manera con lo que comentábamos de la piscina. Cuando te sientas delante del teclado o del papel tranquilamente (¡de vez en cuando aún escribo con papel y bolígrafo!), dando rienda suelta a pensamientos, reflexiones, percepciones que tienes en tu interior, son momentos especiales, para disfrutarlos. ¿Qué te voy a contar a tí, no?