jueves, 17 de diciembre de 2009

Poema de un viejo


Cuando el anciano fraile salió un momento, caminando lentamente, de la habitación en la que estábamos, me quedé mirando a mi alrededor, sola como estaba.

Entonces vi, justo detrás de mí, un texto enmarcado. Era un poema, cuyo título estaba impreso en letras más grandes, y en el que había varias estrofas, rodeando una foto suya, de joven, con hábito blanco, junto a varias monjas y jóvenes africanos. Tomada, quizá, en la misión de las montañas del Congo, donde tantos años vivió. Lo leí de un tirón, y del impacto de sus palabras. tan sencillas que no me lo podía creer, tuve la osadía de sacarle unas fotos con el móvil, antes de que llegara nadie. A pesar de que la composición de la poesía y el enmarcado estaban hechos con todo detalle, me sorprendió ver que algunas letras habían sido corregidas a boli.
Esa poesía tenía que ser para mis historias bajo tierra. Yo creo que a él, a fray Anastasio, le hubiera gustado.


Poema de un viejo

"Cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas a donde querías, pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá, y te llevará a donde tú no quieras" (Jn 21, 18)


Cuando ya no pueda andar


Cuando ya no pueda andar
porque tú lo viste así
que venga siempre mi sí
cantando tu voluntad.


Cuando ya no pueda andar
y otra mano me sostenga
haz, Señor, que siempre tenga
en mis labios tu cantar.


Cuando ya no pueda andar
y me falte mano amiga
que sentado sólo diga
"Hágase tu Voluntad".


Cuando ya no pueda andar
y toda fuerza me falle
haz, Señor, que fuerzas halle
para amarte, amar, amar...


Cuando ya no pueda andar
que en mi cuerpo todo cesa
diga yo con tu Teresa
"ya es tiempo de caminar..."

2 comentarios:

Anónimo dijo...

y supongo que con el "no poder andar" no se refiere sólo a las piernas...

Almudena dijo...

gracias por compartirlo