martes, 6 de enero de 2009

La noche

Durante muchos años, la noche era sólo para soñar, despierta o dormida.

Después, fue el tiempo de estudiar, de salir, de hacer amigos, de caminar por las calles vacías de vuelta a casa, o a un colegio mayor donde nadie me pedía explicaciones.
Más tarde la noche volvió a ser oscura, solitaria, muy breve, pasajera.
Todo eso queda muy lejos. Como el resto del mundo le quedaba lejos a Susanita, aquella amiga de Mafalda.
Hoy conozco a a perfección cada hora que compone la noche. Cada una tiene un significado. La una, las dos, las tres... Son horas aún cercanas al día anterior. Las cuatro significa una mala noche, un mal presagio de que continuará. Las cinco es una hora amable, significa que el día termina pronto, y las seis es una hora un poco dolorosa, pero cargada de esperanza porque el final de la noche se acerca.
En Gijón la gente duerme más que en Madrid. Lo tengo comprobado porque me gusta asomarme a la ventana muy de noche, con la pequeña María hecha una bolita en mi regazo.
En Madrid es frecuente ver una ventana encendida en algún edificio de los alrededores... en cambio, en Gijón es muy complicado.
Los coches que atraviesan la carretera, en Gijón, son taxis. En Madrid son de todo tipo.
Siempre pienso: "¿A dónde irán?" "¿De dónde vendrán?".
Todo parece diferente por la noche.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya, no he visto tu post hasta hoy, no se si mi ordenador va muy bien xq he entrado casi kda dia ultimamente.
Veo que María sigue dando guerra? Está mejor de los cólicos?
Saludos

Historias del Metro dijo...

tu ordenador va bien, Eva... Es sólo que he tenido mucho tiempo para escribir.
¿Cómo estás tú?
Gracias por preguntar por María. Tengo que poner fotos de ella... está tan bonita, y es la mar de simpática.
Los cólicos se van terminando, gracias a una cosa llamada "Colikind", de homeopatía. Es tan bueno que se merece una entrada para hacerle publicidad!!!! :-)