viernes, 7 de noviembre de 2008

Despidos

En la empresa de mi marido se quieren quitar de en medio, por lo menos, a la mitad de la plantilla.
Hace meses que lo sabemos. Hace meses que, cada poco, llega a casa con cara de pocos amigos, contándome éste o aquel cotilleo, éste o aquel rumor...
"Dicen que la semana que viene saldrán las listas", me comenta, en la cena, un día. Al poco, le pregunto si hay novedades, y me responde "ahora se dice que hasta diciembre, no dirán nada". Pasan unos días, en los que no se habla del tema, y de repente llega comentándome el último rumor: "en marzo dirán definitivamente quiénes se van de la empresa".
En su departamento, si bien nunca hubo buen ambiente, ahora al parecer el aire se corta con tijeras.
Mucha lista, sí, pero lo cierto es que parece que están utilizando la técnica del goteo. Por eso, últimamente llega diciendo: "se han cargado a dos del departamento de al lado". Ayer, por ejemplo, fueron dos de su propio departamento, y hace media hora, me entero de que han despedido a su jefe. "Estamos sin jefe", me dice en bajito, desde el otro lado del teléfono. Y en seguida me corta. Queda hora y media para que llegue a casa, y no puedo evitar pensar en los cientos de personas que cada día acuden a ese lugar a trabajar. Entre ellos, por supuesto, mi marido. Pero los demás también tienen familia, hijos, hipotecas, sueños atrasados...
La empresa en cuestión es una gran multinacional. Hace dos años era un lugar puntero en beneficios sociales: descuentos en guarderías, en gimnasios... Grupos de todo tipo de deportes, clubes sociales, torneos entre trabajadores, grandes comilonas, cenolas, seguros médicos, inmensas pagas de beneficios... Una vida por todo lo alto.
Dos años más tarde, el silencio, según me cuentan, se mastica entre los pasillos.
Las trabajadoras despedidas lloran; los trabajadores despedidos se quedan en blanco.
Y los que continúan se quedan mirando, entre el miedo y la desconfianza. Supongo que yo lo viviría así... con miedo, con algo de esperanza, con algo de "a mí no me va a suceder", y con algo de escepticismo, de "esto no puede estar pasado".
Pero está pasando, y en muchas familias.
Es una situación que desconocía. No le tengo miedo, y sé que mi marido tampoco. Si sucede, pensaremos que es lo mejor para nuestra familia. Que de todo se sale, que "Dios aprieta, pero no ahoga", y que con menos, también se vive bien.

6 comentarios:

Ángel dijo...

Y donde se cierra una puerta, se abre una ventana

Nuevepornueve dijo...

Me solidarizo con vosotros y con todos los compañeros de Empresa de tu marido. Conozco personalmente esa sensación, y es muy desagradable. Por suerte, también conozco que en la actitud personal con la que se enfrenta uno a eso está el 99% de la "solución". Hay una actitud que garantiza el no derrumbe, y es esa con la que dices que os lo tomaríais vosotros. Otra receta que me consta no falla es seguir trabajando cada día mientras dure la "incertidumbre" como si fuera el día que empezaste en ese puesto. MUCHA PAZ.

Feruli dijo...

Algo parecido nos ocurrió cuando nació nuestra hija. Pero Dios siempre ayuda. Ánimo.

S a N d R a dijo...

En la empresa donde yo trabajo también ha habido despidos. Yo vivo con mis padres, así que lo tengo mucho mejor que las familias, pero aún así es desesperante ver como tus compañeros, ellos si tienen familia, se quedan sin trabajo. Espero que todo esto pase cuanto antes y que todos encontremos nuestra forma de sobrevivir a esta "crisis", o por lo menos que se nos vaya el miedo y la pregunta que todos nos hacemos, "¿seré yo el próximo?"

Luis y Mª Jesús dijo...

Siento muchísimo que esteis pasando esta tensión en estos momentos´.
Mi hermano lleva 42 años en una empresa -empezó a los 19-, es una multinacional, ha tenido varios propietarios, canadienses, ingleses, holandeses..., ha cambiado de criterios varias veces, y siempre, siempre le he oido decir que creía que le quedaba poco en ls empresa, que iban a despedir a un montón. Al final el ha seguido, pero ha vivido con la angustia de la provisionalidad más de 40 años. La semana pasada vino a León y me volvió a decir que se esperaban muchos despidos, pero estaba mas relajado porque pensaba que a él en todo caso le prjubilarían.
Que no os pase lo mismo que a mi hermano. No vivais en la provisionalidad.
Un beso
María Jesús
CONTADNOS CUANDO NAZCA EL BEBE!, por fa

Anónimo dijo...

Admiro como os tomais esta situacion tu marido y tu. Mucha gente se desespera. Xo vosotros sabeis que lo pase sera bueno xa vuestra familia.
Veo que no te has pasado x la red ultimamente asi q supongo q ya habra yegado María.
Saludos