martes, 25 de noviembre de 2008

Carolina

De mayor quiero ser como Carolina.
Aunque Carolina tenga más o menos mi edad, hoy en día.
Carolina es otra vez un nombre inventado, pero creo que le pega: podría llamarse así.
La he conocido hoy, cuando entré en la farmacia con cara de desesperación.
Detrás del mostrador, un cristal gigante blindado y qué sé yo qué cosas más, había dos mujeres. Una señora mayor, con bata, y una chica monísima, que no hacía más que sonreir, sin bata, algo moderna, muy linda.
Se me acercó la jovencita, a la que yo he llamado Carolina.
Probablemente se me escapó una mueca de disgusto: yo quería que me atendiera la señora mayor. Según mi suegra es muy "apañá", "sabe mucho" y es "muy amable".
Y yo necesitaba a alguien así, que me escuchara, que me diera en forma de lo que fuera algo que le calme el dolor a María y la convierta en un recién nacido normal que duerma algo más que ocho horas diarias...
Pero resultó que Carolina (la hija de la señora mayor "apañá"), me escuchó como hacía tiempo que nadie me escuchaba.
Acostumbrada a que los pediatras me quiten de en medio con todo tipo de explicaciones contradictorias, Carolina no apartó la sonrisa en todo el rato, y me aconsejó como sólo las madres saben hacerlo.
Y es que ella es madre. No me dijo de cuántos niños, pero me dió a entender que más de uno.
Tuvo la paciencia de explicarme de qué estaban compuestos todos los medicamentos que me llevé para María, me aconsejó que comprara ésto, lo otro no... y encima me acabó dando unas muestras de jabón espumoso para el baño... "que huele muy rico". Probablemente se tiró conmigo 15 minutos, escuchándome con todo el cariño del mundo (de verdad que transmitía cariño), y me fui de allí tranquila y sin la desazón con la que entré por la puerta.
Si hay algo que me gusta en esta vida es encontrarme a gente así. Y la suerte de tener un blog para contárselo a quien lo quiera leer...
Yo de mayor quiero ser como Carolina. Por cierto: la farmacia en cuestión está más lejos que cualquiera de las otras tres que tengo al lado de casa. Pero bien vale un paseo, con tal de que me atienda Carolina... o su mamá "apañá".

5 comentarios:

Anónimo dijo...

No te desesperes, a pesar de que no se puede evitar sufrir cuando ves a tu bebe encogerse de dolor. Es cuestion de un par de meses. Yo con mi nieta lo he solucionado antes con unas gotas de Aerorex como lo hacia con mias hijos. felicidades y un abrazo.CORDOBESA.

maria jesus dijo...

¿Tu quieres un recien nacido normal que duerma ocho horas? !No me lo digas! Eres novata

Historias del Metro dijo...

jajaja!!! no, Maria Jesús!!! Yo sólo quiero que no se pase las noches en vela... llorando y encogida del dolor!!! Con que durmiera cada tres horas...

Lucía dijo...

Yo el plazo que les concedía a los cólicos, o lo que fueran, era de tres meses en los cuales probaba distintos métodos sin mucho éxito y es verdad que después de ese tiempo se pasaban.Pero no todos los niños son igual.
Te confiaré que cuando tuve la sexta, con los otros cinco de vacaciones, no dormí casi durante quince días y de pronto empezó a dormir 11 horas seguidas de noche ¡creí que le pasaba algo! el médico me decía: Dios sabe lo que hace. Yo creo que fue alguien muy santo por el que yo rezaba y me envió sus oraciones...

Luis y Mª Jesús dijo...

Carolina es de esas personas que saben que el tiempo Dios lo da de regalo, para gastarlo con los demás.
¡Viva Carolina!.
Un beso
María Jesús