miércoles, 10 de septiembre de 2008

Christian

Christian es también un nombre inventado, como el de Joba. Por cierto, hoy estuve haciéndome análisis y no vi a la enfermera Joba en la clínica. Qué ganas tengo de que me haga una radiografía de mi vida y me tenga media hora contándole cosas, mientras ella me escucha.
En fin.
Christian existe, pero no sé cómo se llama.
Tiene unos 9 años, es chiquitillo (piquiñín, que dirían en mi tierra), muy moreno y con el pelo algo largo. Sus ojos rasgados me sugieren muchas procedencias... podría ser un indígena boliviano, podría ser incluso filipino. Lo cierto es que no tengo ni idea.
Le conozco desde hace varios meses, aunque nunca he hablado con él. Cuando voy a casa de mis padres, y los domingos vamos a misa a la parroquia más cercana, me lo encuentro en primera fila, siempre solito, sin familia ni amigos.
Llega corriendo, con una camisa de manga corta por fuera, unos pantalones anchos y unas chanclas. Se pone siempre en el mismo sitio y atiende al sacerdote como si cada domingo le contara a él sólo una historia nueva y apasionante.
Él no tiene ni idea, pero tiene a media parroquia, si a la parroquia entera, pendiente de él. Pendientes de su sonrisa, de cómo se ofrece voluntario a diario para pasar la cestita, de cómo se va corriendo y sonriendo, igual que vino.
Y así, siempre sólo, siempre en primera fila, y siempre con su sonrisa, un domingo tras otro.
El otro día mi marido no pudo aguantar y me dijo que fuéramos a hablar con el sacerdote para preguntar quién era ese niño tan lindo y tan misterioso.
Allá que nos fuimos, y cuál fue nuestra sorpresa al enterarnos de que nadie sabía nada sobre él. El sacerdote sólo supo decirnos que no había faltado ni un sólo domingo del verano a misa. Que siempre venía sólo. Que creía que estaba en España con alguien de su familia, y que tenía muchos hermanos.
Mi marido y yo nos fuimos con una punzada en el pecho.
Los dos al mismo tiempo pensamos que le haríamos un regalo por Navidad. Pero yo creo que algún día iremos a hablar con él.
Me imagino la conversación, y en ella le pregunto cómo se llama, y le digo que es un niño muy guapo y muy bueno.
Ya, quizá parece una ñoñería. Pero yo pienso que podría ser el comienzo de una buena amistad...

4 comentarios:

Ángel dijo...

He conocido tu blog. Muy bueno

Anónimo dijo...

Por favor, lánzate cuanto antes a hablar con él. No dejes pasar la ocasión. Quién sabe donde estará en Navidades? Todavía falta mucho. Si demoras el encuentro, tal vez te arrepientas (por ser demasiado tarde). No sé, es mi opinión... ya sé que es muy fácil hablar desde la distancia. Pero es así como lo siento... y así te lo digo. Habla con él por favor. Gracias!

Ludmila Hribar dijo...

De una buena amistad y quizas estes descubriendo una futura grna personalidad. Que emocion. No siempre se encuentran niños tan sabedores de lo que quieren y hacen. Un abrazo.

maria jesus dijo...

Hazlo cuanto antes, no sea que pierdas la ocasión. Un beso