lunes, 15 de septiembre de 2008

Lo que somos

No sé si a todo el mundo le sucede, pero en mi trabajo somos más bien pocos y pasamos mucho tiempo juntos.
Eso da lugar a que, después de unos años, todos nos conozcamos como si fuéramos de la familia, y podríamos enumerar de memoria las cualidades y defectos de cada uno.
Hoy he sido testigo de una escena un poco triste y desagradable.
¿Quién no tiene a un imprudente en su vida?
Yo lo tengo. No sé si varios, pero al menos uno, que yo recuerde.
Se trata de un imprudente compulsivo, lleno de buenas intenciones y de resultados casi siempre desastrosos.
Además de imprudente, es inocentón y bonachón, lo que resulta una combinación perfecta para hacerse con el blanco de todas las bromas y todos los desprecios de cada día, especialmente esos días en los que estamos más nerviosos.
Hoy ha muerto la hermana de una compañera. Y a ésta persona imprudente, que además resulta ser el jefe que más se preocupa por nuestra vida (sí, de forma un poco imprudente) se le ha ocultado.
Cuando se ha enterado se ha llevado un disgusto de campeonato porque se había preocupado durante mucho tiempo por la salud de esta persona, moviéndose incluso y haciendo favores varios para que todo fuera lo más fácil posible.
Él creyó merecer la noticia de la muerte de esta persona de la que tanto se ha preocupado.
Y yo creo también que lo merecía.
Sí, cada uno es lo que es.
Sí, mi imprudente cotidiano es capaz de presentarse en paritorio en el que estás dando a luz, y tiene el récord de frases desafortunadas por segundo del libro Guinness.
Pero somos lo que somos. Un poco más de manga ancha, por Dios.
Digo yo.

2 comentarios:

maria jesus dijo...

!Pobre hombre! Aunque sea imprudente parece buena persona, estará dolido

Carlos dijo...

Me da pena lo que cuentas, yo creo que debería haber conocido la noticia, es que no me llego a imaginar como serán de desafortunadas sus frases...