domingo, 7 de marzo de 2010



María se parece cada vez más a Libertad, el personaje de Mafalda que además me "ilustra" en este blog. Libertad me gusta desde hace muchos años, tan pequeña, tan incomprendida a veces, tan especial...
Es independiente, pero cuando le apetece es el bebé más cariñoso que he conocido. Si se le mete algo en la cabeza, ningún juguete o diversión del mundo podrán hacérselo olvidar. No es tozudez, es libertad, y esta palabra a mí me sigue sonando virgen, aún cuando soy consciente de que ha sido pisoteada, ridiculizada y tergiversada tantas veces.
Hace días que el actor Willy Toledo se cubrió de gloria afirmando que el preso Orlando Zapata, fallecido en una prisión cubana tras una huelga de hambre, había sido en realidad un delincuente común.
Si no fuera porque hacía tan sólo unos días que había tenido la oportunidad de hablar con ELsa Morejón, quizá estas declaraciones me habrían ofendido un poco, pero no tanto como en realidad lo hicieron.
En el año 2003, una madrugada de primavera, el gobierno cubano encarceló a 75 presos denominados fuera de las fronteras "presos de conciencia"; personas que se enfrentaban al régimen de una u otra manera. De esos presos, aún hoy, siete años más tarde, quedan más de 50 entre rejas.
Elsa Morejón es la mujer de uno de ellos, Oscar Elías Biscet, un médico que se negó a practicar abortos, que además se ha hecho famoso mundialmente por llevar a cabo protestas pacíficas en contra de la pena de muerte y a favor de los Derechos Humanos en Cuba.
Elsa tan sólo puede ver a su marido dos horas al mes. Habla con él una vez por semana. El doctor Oscar Elías está en un régimen carcelario especialmente severo porque se niega a ponerse el uniforme de preso -pues no se considera un delincuente-, y además se niega a participar en los actos políticos que tienen lugar en la cárcel. Por estos actos, como gritar consignas y otras cosas, los presos obtienen "favores", como visitas de familiares etc. Algo muy educativo para un asesino, por ejemplo, con quienes convive este doctor -cuyo delito ha sido la protesta pacífica-.
Las personas que se niegan en conciencia a participar de semejantes patochadas patrióticas son torturadas psicológicamente, además de la tortura física que supone vivir en una cárcel de un país paupérrimo como Cuba.
Elsa me contó que se pasa los días recorriendo la Habana para conseguir vitaminas que llevarle a la cárcel a su marido, que ha perdido ya casi toda su dentadura, entre otros numerosos achaques -por supuesto en la cárcel no se van a ocupar de las enfermedades de los presos-.
Las injusticias claman al cielo, desde todo esto que he contado, y muchísimas más que me ha contado ella, que por cierto, era una brillante enfermera a la que le dejaron sin trabajo cuando encarcelaron a su marido, disidente.
Willy Toledo, de quien, lo siento, no puedo soportar ni su nombre a estas alturas, ha dicho que estos disidentes son por lo general terroristas, o delincuentes comunes.
Si yo hubiera sido una de las periodistas que estaban con este señor, no hubiera podido evitar pedirle que especificara qué tipo de actos terroristas han cometido estos señores, ya que la acusación es tan grave que lo mínimo sería concretar un poco más.
En el caso de que realmente hubieran sido terroristas al uso, me pregunto si eso justifica que la señora esposa de este señor esté malviviendo en una casa que se cae a pedazos, sin derecho a trabajo ni a ver a su marido.
Me pregunto también que si es justo lo que le sucede a Elsa, quizá deberíamos empezar a pensar en aplicar las mismas normas a las familias de los terroristas de ETA, si es que considera lo de ETA terrorismo. Quizá deberíamos exportar las mismas costumbres de las cárceles cubanas a los penales españoles, especialmente con quienes cometen delitos contra la patria, que aquí sí que se cometen, y muy graves.
Mientras tanto, nuestro Ministro de Exteriores hace visititas al país, los cantantes más guays hacen conciertos súper estupendos en la isla y se llevan sustos cuando se encuentran con muros infranqueables que no les dejan hacer "todo lo que ellos quieren" (¿pero dónde creían que estaban?), y nuestro Presidente, el mismo día de la muerte de Zapata, pide en la ONU que se respete el Derecho a la Vida, sin mencionar el caso concreto de este señor, no vaya a enfadarse alguien, (por supuesto el Derecho a la Vida es sólo para quién él diga, no para los niños que van a nacer, por ejemplo).
Me pregunto si nos hemos vuelto todos locos. ¿Dónde quedó el sentido común?
¿Por que Willy Toledo no se va a Cuba a vivir un poco entre los cubanos a ver si se entera de lo que vale un peine? No, es más fácil ser comunista en Malasaña. Yo también lo sería si tuviera estómago, de verdad.

3 comentarios:

Eva dijo...

Gracias x contar estas cosas que no se oyen normalmente, no conocia la historia de Oscar Elías. Un post de 10.
Saludos

maria jesus dijo...

Que tremendo lo que cuentas.

Ese tal Toledo no se quien es, ultimamente no tengo mucho tiempo para informarme.

Menudo mundo estamos dejando a nuestros hijos y nietos

E-Tapas dijo...

Y después encuentras a todos los "intelectuales progres" como la Bardem en ese café de moda que no sé como se llama adulando a Chavez, como un día que paso por allí un primo mio coincidiendo con una visita del Venezolano. Ahora resulta que esos son los defensores de las libertades!!!
En la entrada de poema sin papel remite a una poesía de Toro de guerreros y farsantes que recoge el sentir de los que se sienten traicionados.
Soy maría jesus (del 5º b)