miércoles, 13 de enero de 2010

Mi disco duro

Hoy una amiga me habló de los discos duros de cada uno. "A estas edades -me explicó-, es muy difícil encontrar personas con el disco duro limpio, como formateado. Todos llevamos a cuestas historias pasadas, que nos han dejado una huella de una u otra manera". Hablaba de las relaciones de pareja cuando uno ya ha dejado de ser un adolescente, y cuenta con un importante "archivo" de citas y personas que nunca funcionaron.
Su expresión me dio qué pensar. Sí, todos llevamos muchos archivos en el disco duro, incluso a veces hasta algunos virus. Imposible formatear nuestros discos duros, me temo. En todo caso, podríamos pasarles un antivirus de vez en cuando, pero de ahí a formatear...
Me pregunto en qué estado se encuentra mi disco duro. La trayectoria tranquila que llevé durante muchos años ha sufrido, de unos tres años a esta parte, un giro radical que me obliga a pararme y pensar: "¿Quién soy yo y a dónde quiero llegar?".
Cada vez me queda menos tiempo en Madrid. Empiezo a agobiarme con todo el trabajo que tengo que terminar antes de irme (y lo quiero hacer bien), con todas las personas de las que me quiero despedir (y no me quiero dejar a ninguna), y todas las cajas que tengo que hacer. En medio tengo a una niña de la que ya dos veces en su corta vida se me ha olvidado dar de merendar. No es que sea un crimen, pero da idea de la cabeza que tengo, y eso que estamos hablando de la cosita que más quiero en este mundo.
Se termina mi bucle personal. ¿Habéis visto el gag del bucle, en La hora Chanante? Os voy a buscar el vídeo, pues me parece un ejemplo estupendo del humor absurdo con el que en ocasiones me siento identificada.
En Madrid me he sentido así, a veces. Como en un bucle absurdo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por suerte, para las personas no hay bucle que dure eternamente ni aplicación por estrenar que un@ ni sabía que existía...

Luis y Mª Jesús dijo...

Un disco duro perfectamente organizado. Lo bueno de no dar de merendar a la niña es que ella se acostumbra a pedirlo. Creo que uno de los problemas hoy en día es que a los niños no les dejamos que tengan hambre.
Ultimamente yo soy de esos silenciosos que pasan. Imprimo las entradas para leer mientras voy por la calle, o espero a los niños y pienso después entro y comento pero...
Te sigo.
Un beso