martes, 27 de mayo de 2008

No, no me he muerto

No me he muerto, sólo estoy enterrada... durante un mes. Quién sabe si cinco meses más. Mi pequeño , del tamaño, por ahora, de una naranja grandota, quiere hacerse el importante y que me ocupe de él a todas horas. El médico ha dicho que si es capricho del bebé, que no puede desoírse, pues es demasiado pequeño como para no hacerle caso, así que aquí estoy, el el barrio donde nunca creí que viviría, sin casi salir de casa.
No es que me importe especialmente. De hecho, si alguien me asegurara que nunca más iba a ver una cucaracha, seguiría ejerciendo encantada de ama de casa-lectora de libros-participanta en foros.
Cuando era pequeña e iba al colegio, mi universo era aún menor que éste. Mi casa, mis padres, el cole, el piano. Sin embargo, mi corazón tenía tantas ganas de inmensidad, que mi imaginación bastaba para darle cuerda y que la maquinaria funcionara a todo gas, como si realmente fuera la intrépida reportera de guerra que siempre quise ser; la bailarina, la actriz, la eterna viajante, la misionera en África... Sólo mi imaginación bastaba para sentirme libre en lo que yo veía demasiado pequeño para mí.
Hoy, cuando me paso la mayor parte del día sola, recuerdo aquellos años e intento utilizar la misma técnica para liberarme del pequeño "ecosistema" de mi cocina, mi salón y mi despachito. Pero no sale exactamente lo mismo. Mis sueños son difusos. No es que no adore mi realidad. Sé que supera con creces cualquier sueño no cumplido. Es tan real que es demasiado emocionante para verlo de frente... Ser una esposa, tener un hijo, seguir trabajando, y desear tener más hijos... Realmente ¡es una montaña rusa, imprevisible! Habrá muchos a quienes les parezcan irónicos mis comentarios.
Lo cierto es que probé a ser misionera en África... probé a ser reportera intrépida... probé muchas cosas que escandalizarían a muchos... Y no encuentro nada con más "peligros" y emociones que esta vida tan aparentemente tranquila. Y no lo digo por las cucarachas...

No hay comentarios: