Me ha abandonado. Se ha largado con otro, o con otra... no sé de qué pie cojea.
Hablo de la inspiración.
Se ha ido con algún otro que siempre esté sentado frente a su ordenador, con muchas cosas que contar y con muchas ganas de contarlo.
Yo tengo mucho que contar y ganas no me faltan. Pero la inspiración me ha abandonado. Me ha dejado sin ese empujón que hace que las cosas cotidianas parezcan especiales, y aquí me veo, hora tras hora, haciendo lo mismo... siendo muy feliz, pero convenciéndome de que cada momento se parece al anterior. Y que por lo tanto, no es digno de mención.
Mi marido me anima a escribir en el blog.
Yo quisiera, de verdad, pero soy una abandonada cualquiera. Quizá podría darle a mi abandono un toque pop y convertirme en una abandonada al estilo Almodóvar.
El caso es que el cansancio me impide pensar con claridad. Ya no me sale inventarme nombres diferentes para la gente con la que me encuentro por la calle, aunque el otro día conocí en la carnicería a una chiquilla de la que quizá mañana escriba. Puede que no tenga nombre, porque sigo siendo una abandonada. Pero mañana, mañana lo pensaré.
3 comentarios:
Creo que el mayor ladrón de la inspiración es el cansancio. Cuando empieces a dormir 8 horas seguidas verás como te vuelve la inspiración.Bueno, eso creo...
No lo dejes,aunque te cueste,sigue.
Escribir siempre vale la pena y ¡hasta descansa!.Te esperamos y también a tus personajes con nombre imaginado.
Un abrazo
Un exceso de felicidad atrofia la inspiración. ¿Será eso?
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