viernes, 27 de marzo de 2009

Viaje relámpago en el tiempo



Hoy he viajado, por unos instantes, en el tiempo. Es curioso comprobar cómo la imaginación aprovecha cualquier instante para colarse por las rendijas de la mañana y ocupar el espacio que debería llenar la radio que retumba en mis oídos.
Iba en el autobús, en medio del atasco que Gallardón nos regala en la calle Serrano cada mañana. Nos paramos, y al mirar el agujero que los obreros de Camerún están haciendo para "algo", descubrí un buen trozo del antiguo pavimento que lucía esta calle. Un pavimento de pequeñas losetas, muy bonito aunque seguro que muy incómodo, al menos para las mujeres.
Cuando me di cuenta de mi propio descubrimiento, me incorporé y me vi a mí misma observando fijamente algún rastro del pasado. Quizá la huella de los carros de caballos, quizá un pañuelo, un pendiente extraviado... ¿algo?
Qué tontería, qué ilusa. En seguida arrancamos y volví a la realidad del Corte Inglés, con su primavera años veinte (como a mí me gusta). Cerré los ojos e intenté imaginarme toda la calle pavimentada de esa forma. Cuántas personas que ya no están pisarían esas losetas. A mí, en las ciudades, me gusta que las cosas se mantengan como estaban. Ya, ya sé que eso tiene mil "peros". Pero todo puede mejorarse sin ser destruído... ¿o no?

domingo, 22 de marzo de 2009

Pilar y la jaula de cristal


De todas las locuras y senilidades que he podido conocer, la más justificada y natural podría ser la de mi amiga Pilar, aunque su nombre sea otro.


La conocí hace bastantes años. Las dos escribíamos cuentos para niños y los publicábamos en Internet. Nuestra amistad fue muy "futurista", surgió vía e-mail.


Pasó el tiempo y un día decidimos conocernos en persona. Para entonces, las dos sabíamos muchas cosas la una de la otra; para mí, se había convertido en una persona en la que confiarle algunos secretos y preocupaciones: me gustaba su forma de ver la vida. Era moderna, cultísima, eficaz, trabajadora, divertida...


Yo sabía que mi amiga era bastante mayor que yo. No unos cuantos años, sino casi 50 años mayor que yo. Lo que no sabía era que tenía la enfermedad de los "huesos de cristal", y que de tantas caídas y tantas roturas, su cuerpo había quedado deformado y tenía grandes dificultades para caminar. Por eso, me llenó de ternura y de pena cuando me advirtió que "seguramente, cuando la viera en persona, me asustaría".


Me recibió en la puerta de su casa, y me encontré con una mujer muy bajita que caminaba "como una tortuga" (como ella solía decir), siempre ayudada por un bastón. Tenía una pierna más corta que la otra, zapatos ortopédicos (siempre muy modernos y pulcros), la espalda hecha un nudo y unas gafas que no le servían para nada, porque no veía ni un pimiento.


Pilar fue mi amiga durante muchos años. También fue mi paño de lágrimas y, aunque sufrió una operación de huesos al año, o más, jamás la oí quejarse, pedir ayuda, o lamentarse.


Cuando la llamaba y le preguntaba cómo estaba, me respondía: "muy bien", riéndose, y pasábamos a hablar de mí.


De repente, hace un año y pico, Pilar comenzó a hacer cosas extrañas. Me llamaba constantemente, a veces se enfadaba sin motivo, y se sentía amenazada por su propia hermana, con la que había vivido toda su vida y que, por cierto, es una bellísima persona. Y bueno, muchas otras cosas más que no quiero contar, pero que dejaban ver claramente que se había presentado un problema grave.


Los episodios se fueron recrudeciendo, y llegó un momento en que Pilar tuvo que ingresar en una residencia, y someterse a un tratamiento.


Hoy mi amiga es una persona que necesita ayuda, pero se trata de una loca maravillosa que ya les ha puesto apodos a todos los de la residencia, a los que tiene fritos con su constante actividad cerebral. Al director de la residencia le llama "Abuelito Pavarotti", a sus cuidadoras "Carmen Alborch", "La flor de la canela"... y mil nombres más originalísimos. A mi marido le llama "El gitano", y a mi nena "La gitanilla"... A mí no me tiene puesto mote, cosa rara, ya que hasta a su hermana la llama "La tía Pipa"... pero me llama con un diminutivo cariñoso que tengo que reconocer que me encanta.


Un día se me ocurrió pensar que a Pilar le había vuelto loca su propia jaula de cristal, su cuerpo. No el dolor, no las deformaciones... sino tener una mente voladora, una voluntad de hierro, una imaginación desbordante, una vocación de ser amiga y de abrazar al mundo entero... y no poder dar un sólo paso sin temer desmontarse entera.


Siempre me pregunto por qué rayos nunca escribo sobre Pilar en este blog, cuando la historia de nuestra amistad es una de las más bonitas y más reales que tengo en mi recuerdo.

Y pienso que sigo siendo con ella una egoísta, que ella siempre me dió y me dió sin esperar a cambio, y de tanto darme la tengo en la recámara, como se tiene a aquella gente que sabes que siempre está ahí y sin querer sólo sacas cuando la necesitas.


Hoy Pilar es una viejecita un poco loca, sin un pelo de tonta y con la misma alegría desbordante de siempre. La locura no puede con su corazón.

jueves, 12 de marzo de 2009

Soledades

Hace tiempo, en una película de Almodóvar, alguien decía una frase simple y tontorrona que nunca se me ha olvidado: "Hay que ver lo que es capaz de hacer una mujer con tal de no estar sola".
Cada poco la frase me viene a la mente y me ratifico en que, la frase en cuestión, tiene más razón que un santo.
Me llegan historias por un lado, por otro... Son amigas a las que quiero, personas valiosas, sensatas, cultas, bonitas... Personas que se merecen, por lo menos, a un hombre tan maravilloso como ellas. Y voy viendo cómo estropean su belleza y su juventud detrás de egoístas que sólo quieren aprovecharse de ellas, inmaduros que, serán muy buenos, pero no saben lo que quieren, o incluso, personas de su mismo sexo con quienes se sienten "especialmente comprendidas".
No soy yo la persona idónea para juzgar a nadie, nada más lejos de mi intención...
Pero al menos, que alguien me conceda el derecho a sentir dolor por mi gente, sentir el dolor que ellas sienten, y por el que van a sentir cuando se peguen el batacazo y las heridas se conviertan en cicatrices que nunca se borran.
Mientras tanto, lo suyo es que yo me entrene en estar a su lado.
¿Qué tiene la soledad, que tanto tememos?
¿Por qué tanto pavor al compromiso, y al mismo tiempo, tantas dependencias emocionales?
¿Qué botón pulsamos en el corazón cuando nos cegamos con la persona equivocada?

Una pelotilla sonriente


miércoles, 11 de marzo de 2009

Realmente, parece que molesta...


Haciendo turismo nocturno por los blogs, anoche me encontré unas palabras bonitas, sencillas e impactantes en el blog de BOO. Me parecieron tan cabales y delicadas que decidí enviárselas a todos mis contactos, por si "quizá" pudieran tocar el corazón de alguien.
Esta mañana tenía el mail de un amiguete, que me respondía que era "precioso". Una monjita de mi cole de toda la vida, que me escribía, emocionada (de verdad, qué achuchable la Madre Maravillas), y un compañero de facultad, al que, sin darme cuenta, debí de enviarle el mail al trabajo. Su respuesta me pareció tan dura que no me resisto a publicarla en el blog. Quizá a nadie le extrañe, pero a mí me ha dejado blanca como la leche que me he desayunado.
Pero primero, los "horrorosos" argumentos con los que pretendo hacer "proselitismo". Ésto es lo que envié:
(junto con la foto de arriba, que no sé cómo rayos colocarla aquí mismo)



¿Por qué te molesto?

¿Qué te he hecho?

Si no tienes dinero, dame en adopción, otros podrán mantenerme.

Si te causo molestias,perdóname, sólo será por unos meses y después otros padres me querrán.

Si te avergüenzas de mí, espera unos meses y te haré sentirte orgullosa.

Si te amenazan, busca tu apoyo en otras personas que te defenderán y a mí contigo.

Si soy diferente a los demás , también te daré más cariño que ellos.

Si te desprecian, yo te necesito.

Si sufres, yo lo hago contigo.

Cuando estás contenta, me haces feliz.

Te necesito, no me abandones, si te ves muy joven
Siempre habrá gente dispuesta a ayudarnos.


La respuesta de mi compañero de facultad:

Tus convicciones me parecen estupendas, pero te agradecería que no hicieras proselitismo conmigo que, como ateo de convicciones social-democrátas, no comulgo en absoluto con ellas. Además me parece de mal gusto enviar este tipo de cosas a e-mails de trabajo.
Gracias

Ahora no sé qué contestarle. Vosotros ¿qué haríais?

martes, 10 de marzo de 2009

Renueva el título de Miss Universo (en su casa)


En su visita al trabajo de su mamá, María, por lo general sonriente y agradecida, puso esta cara de circunstancias. Era una especie de mueca-sonrisa-diplomática de "esto no me gusta ni un pelo".
Por cierto, le hemos rapado el pelito. Ahora sigue teniendo los mismos papitos, y parece una pelotilla.

sábado, 7 de marzo de 2009

Podría ser verdad...

Él la miró, y de repente se perdió entre sus ojos. Su expresión soñadora, su sonrisa algo bobalicona y transparente dejaban ver que volvía a enamorarse de nuevo.
-Quiero mirarte, disfrutar, contemplarte sin problemas, sin agobios ni tensiones. Quiero encontrar de nuevo a la niña que fue mi novia. Éstás tan guapa como entonces...
Ella se quedó sorprendida. Intuía que pasaba algo pero no se esperaba ese golpe de sinceridad. Le pareció tan enternecedor que no pudo evitar emocionarse. Llevaba tanto tiempo esperando unas palabras así...
Pasaron las horas y de vuelta a casa, en medio de una conversación totalmente ajena, ella se paró, y le dijo:
-Antes... Me dijiste algo realmente precioso. Hacía mucho tiempo que no me decías nada tan bonito.
En el camino, ella pensó: "Sólo por esto, todo merece la pena"...

jueves, 5 de marzo de 2009

Ha sido necesario que el conductor del autobús me avisara esta mañana de que habíamos llegado a la última parada y tenía que bajarme. Siempre he tenido facilidad, pero tengo que reconocer que últimamente tengo una capacidad para abstraerme del mundanal ruido que comienza a asustarme. Mi imaginación, "la loca de la casa", está más loca que nunca y más pendenciera, y más viajera y más huidiza.
Pero es que la pobre locatis tiene mucha información que digerir, muchos nombres que poner y muchos olores, datos, gestos e indumentarias que recolocar y analizar.
Hoy he vivido un vendaval de olores, de colonias y de personajes. Y al bajarme del bus, me tocó caminar, como siempre, un buen rato, hasta llegar al trabajo.
En mi pequeña caminata "madrileña" tengo la suerte de atravesar la Plaza Mayor, y recorrer algunos de los lugares que, para mí, tienen más encanto de la ciudad.
Aunque hoy la Plaza Mayor me pareció distinta. No sé de dónde salían, pero bajo los soportales tuve que atravesar contracorriente una procesión de hombres vestidos con andrajos, todos como del mismo color, el color que no tiene color, o que es todo gris, no sabría decir. Llevaban encima sus enseres, grandes macutos llenos de mantas y quién sabe qué más.
Y entonces me pareció que lo que yo creía conocer en realidad escondía millones de secretos que nunca llegaré a desvelar.
Todo me pareció más grande y más desconocido hoy, y lo mejor es que no creí que fuera culpa de Madrid, de una ciudad grande y deshumanizada. Sino de que las cosas están en constante cambio y lo que un día fue un lugar tranquilo, hoy es dormitorio improvisado de cientos de personas sin hogar.
El caso es que se me ocurrió pensar que, después de tanto tiempo buscando un hogar, quizá sería bueno instalarme de una vez por todas, sin esperar a que nadie llegue a regalármelo.
Pensé que mi hogar podía estar donde estuviera mi corazón, independientemente de los kilómetros que me separen del resto de la gente que quiero.
Hoy pensé que, en un mundo cada vez más frío, debía concentrar todas mis fuerzas en instalar los muebles, los juguetes de María, nuestras películas y nuestras radios en el suelo, cerquita de la tierra, y lejos de los castillos en el aire, donde llevan demasiado tiempo.
Así que a partir de hoy, puede que no me guste mi barrio, ni mi casa, ni mi ciudad. Pero ya tengo hogar, está en Santa Adela, lejos de todo y cerca de mi corazón.

domingo, 1 de marzo de 2009

Sin inspiración

Me ha abandonado. Se ha largado con otro, o con otra... no sé de qué pie cojea.
Hablo de la inspiración.
Se ha ido con algún otro que siempre esté sentado frente a su ordenador, con muchas cosas que contar y con muchas ganas de contarlo.
Yo tengo mucho que contar y ganas no me faltan. Pero la inspiración me ha abandonado. Me ha dejado sin ese empujón que hace que las cosas cotidianas parezcan especiales, y aquí me veo, hora tras hora, haciendo lo mismo... siendo muy feliz, pero convenciéndome de que cada momento se parece al anterior. Y que por lo tanto, no es digno de mención.
Mi marido me anima a escribir en el blog.
Yo quisiera, de verdad, pero soy una abandonada cualquiera. Quizá podría darle a mi abandono un toque pop y convertirme en una abandonada al estilo Almodóvar.
El caso es que el cansancio me impide pensar con claridad. Ya no me sale inventarme nombres diferentes para la gente con la que me encuentro por la calle, aunque el otro día conocí en la carnicería a una chiquilla de la que quizá mañana escriba. Puede que no tenga nombre, porque sigo siendo una abandonada. Pero mañana, mañana lo pensaré.