miércoles, 6 de enero de 2010

Las etapas del paro, por mi amiga Vir




Dice mi amiga Virginia, mi mejor amiga de la carrera (qué gusto da saber que, de las cuatro amigas íntimas de la Universidad, ya estamos tres en paro -aunque en mi caso sea voluntario-), que, según su experiencia personal, mientras estás sin trabajar pasas por diferentes etapas:

"La primera -me escribe en un mail- de shock, cuando te enfrentas cara a cara con el tiempo libre. No sabes qué hacer después de años currando y te encuentras perdido. Pero, un día, decides que vas a llenar esos huecos con todo aquello que siempre has querido hacer y nunca has hecho; véase cursos varios, presenciales u on line, refuerzo de inglés, e incluso te planteas por qué no retomar tus tiempos de estudiante y cursar alguna otra carrera (si lo haces o no depende del entusiasmo de cada uno).
Otra fase: después de haber descubierto cómo llenar tu tiempo libre con diversa actividad formativa, terminan tus cursos y vuelven días de ocio, de ocio y de pensar... y pensar... y pensar. Y a mucha gente cuando tiene mucho tiempo para pensar le vienen a la cabeza demasiadas cosas; "que si ya llevo tiempo sin trabajar", "que si me pasaré de moda", "que si no recuperaré mi capacidad para currar cuando me llamen para un trabajo", "que si hay mucha gente más joven y más formada que yo", "que si estamos en crisis, crisis, crisis..."
Pero un día, cuando menos te lo esperas, recibes una llamada o una propuesta por parte de alguien que se ha acordado de ti para un trabajo. "Gracias a Dios" -te dices a ti mismo-, menudo balón de oxígeno, y así pasas otra temporada entretenida en tu trabajo.
Se acaba ese trabajo y hay que volver a la lucha por buscar un empleo. Es duro porque habías retomado tu rutina como trabajador, pero hay que hacerlo aunque haya días de subidas y bajadas de ánimo, como una montaña rusa emocional.
Y cuando vuelves a estar al borde de la desesperación, otra llamada y otro balón de óxigeno. Y cuando ha transcurrido todo este tiempo te das cuenta de que algo en ti ha cambiado. Te percatas de que has madurado profesionalmente (porque has pasado por más de un sitio de trabajo y has conocido a gente, cómo se trabaja en otros lugares y te has visto a ti mismo desempeñando labores que no sabías si podrías llevar a cabo, lo cual te enriquece).
Cuando estás asimilando que en la actual situación de crisis eres un privilegiado (siempre lo has sido porque tu situación económica, familiar y personal no es la de muchas de esas personas que has visto en el INEM con cara de preocupación, con una edad muy complicada para encontrar un trabajo y, probablemente, con una familia que depende de ellos) y te propones llevarlo lo mejor posible, desde la tranquilidad, estando pendiente no tanto de ti (que no eres el centro del universo) sino de las personas que te rodean y a las que antes no podías dedicar todo el tiempo que merecían, precisamente por tu trabajo, llega otra oportunidad, una gran oportunidad. Aunque no tenga una larga duración, eres consciente de que te ha vuelto a tocar la lotería y de que quizá estés más cerca de conseguir algo estable, porque Dios no se olvida de ti y poco a poco te va dando toquecitos en la espalda y empujoncitos para que sigas adelante y sepas que tienes que poner de tu parte y superarte, que el paro es para mucha gente y tú sólo eres uno más con una situación nada asfixiante (esto hay que repetírselo mucho a uno mismo para que no se nos olvide).
Y al final, aquí seguimos esperando la oportunidad de volver de lleno al mundo laboral pero aprendiendo muchas cosas en este camino de superación, porque estar sin un trabajo pone a prueba a una persona a todos los niveles y la hace enfrentarse consigo misma en cada momento en que uno se para a pensar, porque, lo hemos repetido por activa y por pasiva, tiempo es lo que sobra. Así que, desde mi experiencia, ánimo y no desesperéis que allá arriba se acuerdan de nosotros, pero eso sí, a Dios rogando y con el mazo dando. Que Dios tiene mucho trabajo para ayudarnos a todo y tenemos que facilitárselo un poco".


¿Qué os parece? Interesante... ¿verdad?

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