Huele a comienzo y quizá a final. Pero este último olor es sólo percepción mía.
De todos es el olor de playa y de moreno, de pulseras nuevas de la playa, de salitre en la piel, de sol, de viejas amistades y de concentración de familia.
Este verano me he leído dos libros. Los dos, maravillosos, y los dos hablaban de olores cuando hacían una descripción. Y es que los olores, tan difíciles de explicar y de compartir, son fundamentales los momentos importantes, o también banales, de la vida.
"Helena o el mar del verano", era uno. El otro "Paraíso inhabitado".
Gracias a ellos he disfrutado de la belleza de las palabras y he vuelto a reencontrarme con una parte de mí que permanecía adormilada entre tanto pañal, toallitas y jabones del curso pasado. Con el descanso han llegado los olores y se han reavivado mis sentidos. Estoy a tope, me siento llena. Seguro que María también lo ha notado. Por eso, quizá, ayer me dio el primer abrazo de su vida. Bien fuerte.
2 comentarios:
Los olores son la mejor definición .
Yo los guardo en carpetas con nombre y todo...me gusta abrirlas de vez en cuando...una tontería.Feliz regreso
Así que ya achucha la princesita, estará para comérsela.
Desde este lado del ordenador huelo en tu blog la proximidad de la playa.
¿Quizá cercana a León?.
Besos
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